EDITORIAL DE EL PAIS.
Juan Oribe Stemmer .La crisis de la vaca loca se ha extendido a otros países europeos, donde ha adquirido consecuencias inesperadas, por ejemplo sobre la lidia de toros. Locura y toros Preocupada por la difusión de la enfermedad de las "vacas locas", la Unión Europea adopta un conjunto de medidas de previsión cada vez más amplias y severas. Las normas aparejan consecuencias importantes en todo lo referente al procesamiento y venta de los productos cárnicos. También ha traído consigo algunas repercusiones inesperadas sobre la lidia de toros.
El mal es una variedad de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob o encefalopatía espongiforme, que, en este caso, se trasmite por el consumo de carne de vacunos alimentados con raciones contaminadas. La causa última de esta peste moderna se encuentra, entonces, en la imprudencia y avaricia del ser humano.
La Unión Europea ahora requiere que las reses faenadas sean sometidas a una serie de estudios para comprobar que no se encuentran infectadas por el mal antes de que la carne sea liberada para el consumo humano. Las medidas de prevención incluyen la obligación de controlar el ganado de más de treinta meses de edad. Los productos de vacunos que no sean declarados sanos serán incinerados. También se han prohibido ciertos cortes que se encuentran junto a la columna vertebral de la res, considerados como especialmente peligrosos. Los españoles deberán prescindir del chuletón de vaca mayor de un año (informa El País de Madrid). De la prohibición solamente se salva el rabo, lo que permitiría que los fanáticos puedan seguir disfrutando del rabo de toro de lidia. Aunque todo indica que este corte será cada vez más escaso.
Los nuevos controles tienen un impacto importante, y probablemente no sospechado por sus autores, sobre la lidia de toros. En varios sentidos.
El Gobierno español ha consultado a un grupo de expertos para diseñar, explica El País, "un modelo de lidia muy higiénico que dejaría a todos los participantes en la misma libres de riesgos de contagio del mal de las vacas locas". Las medidas consideradas incluyen el descarte de las divisas y banderillas usadas, así como la descontaminación de varios de los instrumentos del noble arte, como "los estoques, puntillas, rejones y descabellos".
Además, los toros, a pesar de su conocido abolengo y su estilo de vida muy natural, deberán ser objeto de los mismos controles que el ganado plebeyo. La carne de los animales muertos en el ruedo ya no podrá ser vendida inmediatamente. Será necesario someterla a los controles sanitarios usuales. Lo que tomará su tiempo. Esta circunstancia estaría creando algunos problemas. Explicables, si se toma en cuenta la cantidad de animales que pasan por las plazas de toros españolas y el hecho de que la temporada de lidia se concentra en un período muy breve (agosto-setiembre), cuando tienen lugar la mayoría de las corridas. Para colmo, esos meses de verano es cuando los funcionarios encargados de realizar los controles se toman sus vacaciones. Como resultado, se prevé un aumento considerable en la demanda por espacios refrigerados para conservar la carne hasta que se realicen los tests correspondientes. Todo lo cual aumentará los precios.
Afortunadamente se ha reconocido que las orejas y el rabo del toro, considerados como premios a ser otorgados al torero como reconocimiento de su especial pericia, no son naturalmente portadores del agente que transmite la enfermedad. Por ello, explica el periódico español, "podrán ser paseados por las plazas por los triunfadores aunque luego deberán seguir el mismo destino que el resto del animal: test o incineración". ¡Algunos herejes han propuesto importar orejas y colas de plástico!
Finalmente, otra actividad perjudicada es, nada menos, que el gremio de los taxidermistas. Las cabezas de toro representan un trofeo especialmente codiciado como adorno. Se estima que unas 120 familias podrían quedarse sin trabajo si se insiste en incinerar la cabeza de los nobles animales.
Como resultado del mal de las "vacas locas", las lidias de toros ya no serán como las de antes.
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