EDITORIAL DE EL DIARIO EL PAIS.
Una nueva esperanza El permanente desarrollo de la investigación científica ha abierto otra esperanza a la humanidad. Se trata ahora de una sustancia que ha probado ser eficiente contra el "Mal de Parkinson", una terrible enfermedad que destruye el cerebro y atenaza el cuerpo de las personas que la padecen. Inmune hasta el momento a cuanto fármaco y tratamiento se ha intentado contra él, el "Mal de Parkinson" se caracteriza por provocar la muerte irreversible de las neuronas. Pero desde hace dos años el esforzado trabajo de un grupo de investigadores del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto Nacional de Neurología ha dado como fruto el descubrimiento de las células "stem", abriendo un campo muy prometedor para quienes son víctimas de la implacable dolencia. Estas células pueden ser cultivadas sin límite e inyectadas en el cerebro, donde de inmediato comienzan a fabricar nuevas neuronas a través de la unión entre ellas, lo que permite la formación de nuevas células que devolverán la totalidad de sus funciones al órgano más complejo y eficaz del cuerpo humano.
Estas células "stem", llamadas también embrionarias, son las que generan la vida en el ser humano, porque desde el primer momento se multiplican y dan lugar a todo tipo de tejidos. También la tozuda investigación del grupo de científicos demostró que las "stem" pueden ser cultivadas y diferenciarse en tejido muscular, óseo e incluso neuronal. Por eso se trata de uno de los descubrimientos más importantes de estos últimos tiempos. Pero también son las más polémicas, pues si bien pueden hallarse en diferentes lugares del organismo humano, las más útiles y las que mayor potencial ofrecen proceden de los embriones; es por esto que los antiabortistas han expresado su enérgico rechazo a su uso, debido a que el cultivo de estas células supondría crear embriones para un fin que no es dar la vida a un ser humano, según la argumentación de estos grupos. Los que respaldan la creación de las "stem" afirman enfáticamente que si bien los embriones no ayudarían a engendrar una nueva vida, salvarían en cambio la de muchos afectados por una enfermedad incurable y abrirían un campo de posibilidades infinitas para el control de otros males.
Lo cierto es que, polémica aparte, la ciencia ofrece una nueva esperanza a la humanidad.
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