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Pastimes : URUGUAY, en Español. Pais Peligroso.

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To: Elio Madama who wrote (132)2/4/2001 6:54:33 PM
From: Elio Madama  Read Replies (1) of 505
 
EL URUGUAY DEL 2001.....QUE VERGUENZA DIOS MIO...!!!!!!!!!

Casa segura. Los robos a fincas aumentan todos los veranos. La Policía recomienda avisar en la seccional cuando la propiedad queda sola y dejar un teléfono de contacto.
Combate a los miedos caseros
Los montevideanos parten hacia las vacaciones y amurallan sus casas. La Policía confía en controlar a los ladrones


FORTALEZA. Las rejas y los nuevos mecanismos electrónicos, son algunas de las posibilidades a la hora de defender las propiedades.



CARINA NOVARESE

Las puertas cerradas. Las ventanas bien trancadas. La alarma puesta, las rejas prontas, las luces prendidas, el vecino avisado y una larga lista de etcéteras cruza por la mente de quienes se van de vacaciones y dejan la casa sola.

Rosario Techera se fue para Punta del Este y este año espera "zafar" de las "visitas no invitadas que frecuentemente llegan a casa". Ya le entraron tres veces, las tres mientras estaba de vacaciones. "Primero me cortaron una reja del fondo. Se llevaron mucho electrodoméstico y ropa. Lo peor es que mientras robaban llegó uno de mis hijos y casi lo matan. Por suerte ya se estaban yendo y lo dejaron tranquilo", relató Techera de 52 años. "La segunda vez rompieron la alarma, no sé cómo es que hacen, creo que la sumergen y no suena. Esta vez no les dio el tiempo para llevarse mucho pero me dejaron de vuelta sin teles ni video. La tercera vez ni me acuerdo por dónde entraron. No se llevaron nada porque un vecino sospechó algo y avisó, pero igual hicieron destrozos en las puertas".

Techera gasta en seguridad más de 1.000 pesos por mes todo el año, entre la mensualidad de la alarma y la cuota del seguro. En estas vacaciones, dice, cada vez que suena el celular de su marido piensa "me robaron" y espera sentir el sonido característico que le avisa que su alarma se activó. Cuando atiende y es algún amigo respira aliviada pero vuelve a pensar "zafamos".

La experiencia de Rosario y su familia se repite en verano y en invierno en muchas otras personas que dejan sus casas solas por el fin de semana o las vacaciones. En Montevideo, como norma, los delitos contra la propiedad aumentan en verano, indicó el jefe de Policía Nelsi Bobadilla. "Esperemos que este año no suban y se mantengan como en diciembre, cuando hubo nueve robos de fincas contra 12 en diciembre de 1999", señaló Bobadilla.

CUIDADO. A pesar de tan magras cifras, el robo a la casa parece ser uno de los miedos más consolida-dos de los habitantes de Montevideo. Los temores en algunos casos y las malas experiencias en otros, han determinado varios cambios de hábitos entre los montevideanos. Los expertos en diversas áreas de la seguridad concuerdan en afirmar, además, que estos cambios no son nuevos, sino que se reafirman cada año ante nuevas modalidades de delito.

Para Gonzalo Charquero, gerente comercial de Wackenhut, una empresa multinacional que emplea a unos 650 guardias, "hoy la tecnología llegó a un grado que hace posible un servicio integral de seguridad". Además de los guardias de seguridad y los tradicionales pero evolucionados sistemas de alarma, hoy es posible contratar seguridad electrónica hasta el punto de que el preocupado propietario de un comercio o una casa puede acceder por computadora a los ambientes de su propiedad y "ver" qué pasa allí.

En Uruguay, explicó Charquero, las casas particulares siguen prefiriendo las alarmas, aunque en su opinión el mercado uruguayo todavía no ofrece todas las garantías que debería. Actualmente las alarmas más modernas operan vía radio y se conectan con la central de la compañía contratada y, si se desea, con la Jefatura de Policía. Estos son los parámetros exigidos por el Ministerio del Interior para las instituciones financieras, requisitos que paulatinamente se están trasladando hacia las aseguradoras. Hoy en día para contratar un seguro no sólo es necesario que la casa tenga rejas en lugares vulnerables, sino que además posea una cobertura de alarma con aviso telefónico.

A diferencia de lo que sucedía hasta hace unos pocos años, cuando las alarmas sólo podían dar la alerta a través de las líneas telefónicas, hoy también lo hacen mediante señales aéreas inalámbricas. Hasta la aparición de este sistema, los ladrones más experimentados fácilmente podían cortar las líneas telefónicas y desactivar así la función de aviso de la alarma.

OJOS. Según la experiencia de Charquero, "el cliente de una casa de familia quiere estar seguro de que no le van a copar la casa, de que no se la van a desvalijar y dejarla controlada con una respuesta cercana y en un tiempo razonable, para cuando deja sola su finca". Ciertos servicios y ciertas tarifas permiten no sólo que la alarma avise a dos teléfonos seleccionados por el cliente, sino que también se conecte con la propia central de la compañía. Esta responderá dirigiéndose al lugar y en ese caso, considera Charquero, "las empresas tienen que ser serias y no hablar de tiempos imposibles. No se puede hablar de tres minutos con las características actuales del tránsito". Desde su punto de vista, un tiempo razonable de respuesta implica seis a ocho minutos.

Si de alarmas se trata, dice Charquero, "la gente a veces opta por economizar y contrata un servicio que es sólo de monitoreo, pero el estándar necesario es que un vehículo llegue al lugar".

Los que no ahorran, sin embargo, hoy tienen una amplia gama de productos para elegir. En ese caso tanto comercios como casas particulares pueden optar por el llamado "botón de pánico", un dispositivo inalámbrico que suele estar escondido y que cuando es accionado, aunque no produce ningún sonido, avisa a una central. En las casas es común que se ubiquen en los baños, ya que éste es el lugar donde los habitantes suelen ser encerrados en caso de copamientos. También es posible contratar un sistema por el cual si la persona es obligada a desarmar la alarma, puede utilizar un código especial que si bien la desconecta también avisa a la central dando la alarma de un copamiento.

En cuanto a los sistemas de vigilancia electrónica, todavía siguen siendo utilizados por grandes clientes y empresas, tal vez porque "los uruguayos aún son reacios ante cualquier violación de la intimidad", considera Charquero.

VIGILANTES. El escenario urbano de varios barrios montevideanos, fundamentalmente los costeros, incluye cada vez más casetas y guardias privados que intentan vigilar casas e incluso cuadras enteras. "La seguridad privada en Uruguay es privada y por eso no es para las calles. Lamentablemente las empresas a veces se instalan en las calles, aunque eso viola las reglamentaciones", explicó Charquero.

Si bien de hecho muchas veces los vecinos de una cuadra contratan colectivamente un guardia, legalmente éste no puede cerrar una calle, ya que ésta es un área cuya vigilancia corresponde a la Policía. "A nosotros nos piden ese tipo de servicios, pero no los damos. Si hubiera un incidente en la vía pública se podría ver involucrada la empresa y también el cliente, que es lo que no siempre se sabe. Ese es el peligro que corre quien contrata seguridad informal; cuando hay un problema, si no se encuentra a la empresa se accionará contra el cliente que la contrató".

ENTRE REJAS. Si de sentirse seguro se trata, los montevideanos han optado mayoritariamente por las rejas en todas partes: ventanas, puertas y hasta techos. Y aunque cada cual elige su diseño y color, los expertos en seguridad consideran que el tema tiene su ciencia y es mejor asesorarse. Para Daniel Bomio, propietario de Sea, una empresa que vende portones automáticos y rejas, "la gente viene pidiendo seguridad y también comodidad. Ahora tenés miedo cuando vas a entrar a tu casa y por eso se piensa mucho en los portones automáticos, que permiten que uno ni se baje del coche. Sobre todo vienen padres con hijos adolescentes que dicen que cada vez que los chicos salen están rezando para que entren y no los agarren en la puerta mientras abren el portón".

A pesar de que en los últimos años los montevideanos se han "enrejado", Bomio considera que el mercado sigue creciendo, algo que se mantendrá. "En Brasil, casi cualquier vivienda de más de 30.000 dólares no se concibe sin rejas y un portón automático". En Montevideo la demanda ya no se circunscribe a Carrasco y se ha extendido rápidamente al resto de la costa, el Prado y barrios más lejanos del centro de la ciudad.

Junto con la demanda también evolucionó la oferta, que hoy se multiplica en tecnología: controles remotos, llaves especiales, botoneras automáticas, tarjetas magnéticas y casi cualquier cosa que le sirva al cliente.

AVISADOS. En materia de prevención la tecnología es seductora y hace olvidar a muchos una opción sencilla, opina el jefe de Policía de Montevideo. "Cuando la gente se va de vacaciones y deja sola su casa, recomendamos que se acerquen a la comisaría para avisar que se van. De esta manera el vehículo de radio, que para eso está, puede pasar asiduamente por la finca", dijo Bobadilla. Desde su punto de vista lo mejor es dejar un teléfono en el que se pueda contactar al propietario ante cualquier situación irregular. "Hay que tener confianza en recurrir a la Policía", dijo Bobadilla.

En este verano la Policía de Montevideo pretenden por lo menos mantener la cantidad de robos a casas. El objetivo puede verse complicado porque la jefatura capitalina debió ceder efectivos a zonas costeras, tanto de Canelones como de Maldonado. La única salida, opina Bobadilla, es la prevención a través del patrullaje continuo, tanto en vehículos como con personal a pie y de civil. "Pero lo fundamental es la colaboración de la gente que queda, los vecinos alertas que nos avisen de los problemas para poder llegar puntualmente y evitar un robo o detener a los autores del mismo".

La solidaridad entre vecinos fue el "salvador" de María Píriz, de 38 años. En el verano del 2000 llegó a su casa cerca de las cinco de la tarde. Entró por el frente y enseguida subió a su cuarto, agobiada por el calor. "Después de un rato de estar en casa, salí al balcón del frente. Cuando volví a entrar me di cuenta que uno de los postigones de madera estaba casi arrancado. Tan tonta que pensé que alguien en mi casa había llamado al carpintero y habían dejado el trabajo a medias", relató. Su inocencia se terminó cuando recibió la llamada de teléfono de su vecino de enfrente, quien le dijo que por la puerta del garaje había salido un hombre corriendo. "Me entró un miedo que me paralizó y llamé enseguida a mi esposo. Cuando me animé a moverme me di cuenta que habían intentado entrar por el balcón, sin éxito, pero que la cerradura del garaje estaba deshecha. El tipo estuvo adentro conmigo".

Testimonios como el de Piriz van en contra de la "sensación general de seguridad", que en el último año parece haber mejorado, de acuerdo a las mediciones de la consultora Datos. Tomando como base a enero de 1998 (equivalente al índice 100), en noviembre de 1999 la sensación general de seguridad fue de 115 y en diciembre de 2000 mejoró a 134. En esta última cifra, analiza la consultora, más que un descenso real en la cantidad de delitos pueden haber incidido otras preocupaciones que de alguna manera "taparon" el problema de la seguridad ciudadana, entre ellos la discusión del Presupuesto y la alta conflictividad que generó. Cuestión de sensaciones.

Las mujeres cada vez con más armas
Según una encuesta realizada por la consultora Datos en enero de 1999, sólo un 23% de los encuestados declaró saber usar armas de fuego y sin embargo un 34% consideró aceptable que los uruguayos se armen para protegerse de la delincuencia. Además, un 29% de los encuestados dijo estar dispuesto a usar un arma de fuego contra un desconocido que intentara robarlo, porcentaje que aumentó drásticamente al 66%, en el caso de que el desconocido lo agrediera físicamente o a su familia.

Para Gerardo Dalmases, propietario de la armería Shooter y presidente de la Asociación de Armerías del Uruguay, la compra de armas con destino a defensa personal ya pasó su "pico". Considerando las ventas de los últimos años, ese pico se produjo hace unos ocho años, impulsado fundamentalmente por la preocupación de los compradores ante la inseguridad creciente. En los siguientes cinco años, los potenciales compradores de armas efectivamente las adquirieron llegándose a lo que Dalmases considera es una "saturación" del mercado.

Sin embargo y a pesar de la recesión económica que en el último año también contrajo las ventas de armas, Dalmases considera que quienes más la solicitan con un objetivo de defensa ahora son mujeres. "La mujer tuvo que salir a trabajar, por independencia y por razones económicas, y la delincuencia tiende a atacar más al llamado sexo débil", dijo Dalmases. Las mujeres son también quienes más compran gases de defensa (que actúan irritando las mucosas durante, pero que son inocuos) y quienes más se capacitan para usar un arma.

"Cada vez hay más empresas de seguridad y más rejas y más defensa, porque también hay más delincuencia. Como el estado no le ofrece las garantías necesarias al particular, éste trata de comprar esta seguridad", opinó el armero. En su opinión la compra de un arma no implica por sí sola un peligro. "Es como saber nadar. Eso no quiere decir que uno vaya a correr carreras de natación pero en un caso de accidente uno se puede salvar de morir ahogado. Se habla mucho de lo peligrosas que son las armas. Pero en realidad las peligrosas son las personas. Con las armas o con los gases se evitan muchos problemas", agregó. La condición es que sus propietarios estén preparados para usarlas.

CALIBRE. En Uruguay se permiten todos los calibres en el caso de los revólveres, mientras que en las pistolas se puede comprar hasta el calibre 765. La diferencia principal entre ambos tipos de armas es la carencia de fuego; con las pistolas se pueden disparar tiros más rápidos que con un revólver y en algunos casos permiten cargar más balas.

En experiencia de Dalmases, "mucha gente busca tener un arma para asustar, tirar un tiro al aire. En esos casos no se repara mucho en los calibres. Quienes más entienden buscan un arma que en una situación límite pare a la persona, para lo cual lo típico es un calibre 38". El calibre 22, sin embargo, es uno de los más vendidos y suele costar unos 900 pesos, dependiendo de la procedencia. Un arma de mejor calidad ronda los 300 dólares, como un revólver 38.

Para comprar cualquiera de estas armas, el interesado debe realizar un trámite ante la Jefatura de Policía, por el cual se le otorga el título de habilitación y/o tenencia de arma de fuego. Entre otras cosas se exige un certificado de habilitación policial. El entrenamiento para el uso del arma no es una condición para el otorgamiento del permiso.

Para el gerente comercial de Wackenhut, Gonzalo Charquero, "la persona que compra un arma y la tiene en la casa, está tomando una decisión trascendente". Desde su punto de vista la tenencia de armas debe ser acompañada por una preparación especial de la persona que la compra y también por la preparación de su cáracter. "En casas donde haya niños siempre es un peligro", considera Charquero, "y si me preguntan si recomiendo tener un arma en el hogar, yo no lo hago. Hay que generar disuasión y respuesta, pero con otros medios".








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