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Pastimes : URUGUAY, en Español. Pais Peligroso.

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To: Elio Madama who wrote (269)2/8/2001 6:55:28 AM
From: Elio Madama  Read Replies (1) of 505
 
FESTIVALES FOLKLORICOS.

JUAN CARLOS LOPEZ AL FRENTE DEL "AMERICANDO" RADIAL Y TELEVISIVO ES UN ACTOR IMPRESCINDIBLE PARA ENTENDER EL NEOCRIOLLISMO
El resurgimiento de la tradición
* Festivales folklóricos en todo el interior del país desde Andresito a "La Patria Gaucha" y la revalorización del mundo rural en contrapunto con la invasora globalidad.

Es una especie posmodernista de ONDA: está las 24 horas del día a bordo de un vehículo que agota los caminos del interior uruguayo. Suena el celular, Juan Carlos López atiende e invariablemente dice lo siguiente: "Unos segundos, por favor, que voy a estacionar el auto al borde de la carretera". Acumula tanto kilometraje, conoce tanto la red vial del país, que podría parecer un epígono austral de la generación "beat" que encabezaba Jack Kerouac y su civilización de los caminos, si no fuera algo así como el conductor de un resurgimiento nacionalista que rescata valores del todo vernáculos. No hay forma de vincularlo a nada extranjero más allá de las fronteras regionales. Veinticinco años al frente de "Americando" en la radio, once del mismo programa en la televisión, que pasó del 5 al 12, lo convierten en la cabeza visible de un movimiento dirigido a rescatar los valores de la tradición. No hay que ser muy perceptivo para atribuirle un rol importante en la vigorización de un fenómeno que hacia la mitad del siglo pasado se deslizó en un camino de declinación tan rápido que parecía destinado a desaparecer Un país macrocefálico, un interior despoblado, una cultura cada vez más urbana hacen del campo y sus habitantes una presencia cada vez más difusa, más ajena, más irreal. Desaparece hasta la literatura nativista, lo que deja sin trabajo al empecinado de Sergio Arturo Visca. La clausura del ferrocarril corta los últimos vínculos y naufraga un pequeño mundo de pensiones, hoteles, restoranes y comercios que funcionan alrededor de la Estación Central y trabaja con los peones y capataces que en las malas bajan hasta la capital para atenderse en el sanatorio del Banco de Seguros del Estado y en las buenas para darse algún baño en el mar, conocer un Carnaval que se ajusta a reglas más sofisticadas que el que se celebra en los poblados de la campaña o ir al Prado en famosa semana donde se reunirá con colegas y nuevos amigos.

La gente les dice gauchos porque usan bombacha y botas y no tienen la menor idea que el término es obsoleto y perdió vigencia en pleno siglo XIX. Los observan desde una lejanía absoluta y una total falta de identificación. Pertenecen al país que los montevideanos desconocen, ni tienen interés en conocer. Miren desde arriba a esos compatriotas que descuentan simples, no cultivados y económicamente huérfanos. Se burlan del orgullo, para los capitalinos pueril, con que exhiben una indumentaria ostentosa de cuero y plata. Como siempre funciona el atávico instinto contra las minorías. Y generan un sentimiento de rechazo que actuará exactamente al revés cuando el montevideano recale en una estancia y su nula habilidad manual hasta para abrir una portera despierte entre los lugareños una burla silenciosa que se delata en la mirada o en la provocativa lentitud de sus reacciones. Lo que se hace se paga.

CARA Y CECA. De hecho existen dos países en los finales del siglo pasado. La realidad rural es sólo un dato económico. Fuera de la costa oceánica el turismo se orienta siempre hacia el exterior. El uruguayo promedio que viaja tiene a Europa en la mira pero Las Piedras es lo más "adentro" que conoce de su país. Jubilada Amalia de la Vega y el género en pleno declive, el único folklore que se escucha es el argentino.

Con las excepciones del caso. Los payadores son tan out-sider que parecen escapados de un circo. Siempre mirado desde la perspectiva capitalina, pero también desde la urbana de los demás departamentos. El campo es la patria desolada y congelada en el tiempo que sólo parece transfigurarse cuando se incrementan los arrozales y se arma la forestación. La tradición no existe o existe para unos pocos. Cuando en algún desfile marchan los integrantes de la Elías Regules, Potros y Palmas, Los Cimarrones y Andrés Cheveste, para nombrar sólo algunas de las más de sesenta agrupaciones que existen en la república, el ciudadano de la calle, queda al margen de la emoción. Y menos de ese sentimiento unificador que despierta cualquier triunfo de la "celeste". A partir de los Cincuenta la tradición se centró exclusivamente en el fútbol.

Hay síntomas claros de reversión de esa tendencia. La eclosión de los festivales en el interior, el fervor que despertó la conmemoración del Sesquicentenario de la muerte de Artigas (como siempre nucleando a los uruguayos), el interés que rodeó la feria artesanal del Latu y el entusiasmo ascendente que sigue las peripecias de Juan Carlos López son señales tan visibles que no se pueden pasar por alto.

--López. a Ud. le cabe parte de la responsabilidad de la vigorización de la tradición y que se la valore. Cada vez más son los habitantes urbanos que "sienten a la tradición como algo vinculado a la preservación de valores, la ecología y la vigencia de un país profundo y real. Y la encaran como una valiosa opción de vida frente al consumismo y las mentiras del otro país, el de vidriera y de ficción. Los gauchos salieron del Museo y conviven con tipologías más recientes. ¿Es realmente así o sólo una percepción falsa?

--"No, no es una percepción falsa. Pero es importante verla como etapas, como partes de un proceso. Las cosas no se dan de repente. La fruta está madura, en el árbol, y se le saca o se cae. Cuando el 23 de setiembre del año pasado desembocaron 4000 caballos en Montevideo y el público se arremolinaba en Avenida Italia y 18 de julio para aplaudir y gritar "Viva la patria" cuando pasaba un chasque que venía desde Melo, constaté grados de participación popular como nunca había visto en Montevideo".

--¿Qué es la tradición para usted?

--"Desde el punto de vista etimológico "tradición" viene del griego "tradere" que significa transmitirse de unos a otros. Tan simple como eso. Y es eso. Alguien la definió gráficamente como un abuelo que tiene sentado en su falda a su nieto y le cuenta cosas".

--La tradición oral.

--"Claro. Creo que es la suma de las cosas que le van pasando a los pueblos y que en mi caso se dirige a lo que sucede en el medio rural. Pero no soy ni un sociólogo, ni un teórico del tema. Muchas veces manejo cosas que ni siquiera sé cómo se llaman o qué son".

--Es básicamente un comunicador.

--"Soy un comunicador nato, eso creo, y además a mi manera soy también un abuelo criollo. Jorge Abelardo Ramos, el Colorado, me decía que tarde o temprano iba a llegar el momento de los abuelos criollos. Y yo entreveo que de a poco ese momento llegó".

--Y a usted le llegó por vía oblicua: es montevideano e hijo de inmigrantes. no se crió precisamente bajo un ombú.

--"Mi padre era asturiano. Trabajó en Radio Raul donde lo que priman son los apellidos armenios y Canal 12 no es precisamente una asociación nativista".

--Pero dice ser un abuelo criollo.

URUGUAY CORAZON.

--Me he convertido en eso a través de mi historia personal. Lo que yo le cuento a mis dos nietos y pico son las vivencias que he tenido, lo que veo todos los días cuando recorro el interior rural, todo lo que me enriquece un país que tiene tantas realidades diferentes y no es para nada chico. Sólo la vecindad con Brasil y Argentina lo vuelven pequeño en la comparación. Pero esos son parámetros equivocados para medirlo. Los Olimareños hablaban del "paisito" y el uruguayo tiende a minimizarse y erra feo. Nos creemos sin historia, además, porque una formación universalista nos enseñó que hay países con historias de milenios. Pero todo es relativo. La colonización que se ve tan alejada acaeció hace 500 años. Y yo advertí que los Symonds y los Green son familias que se afincaron en el Uruguay hace 200 años. Vi el cementerio de los Green y me embelesó las 120 clases de rosa que cultiva una señora Symonds. Aprecié la atmósfera incambiada, idéntica al día de la fundación, del pueblito de La Paz, frente a Valdense y pegado a Concordia. La Paz y Concordia están unas al lado de la otra y surgieron cuando terminó la Guerra Grande. Todo se empieza a atar".

--De cualquier manera cómo llega un montevideano a obsesionarse con el interior?

--Con lo criollo, mejor dicho. Pienso que por trabajar en la Radio Rural. Recuerdo un día que tuve que llevar a una biblioteca que se inauguraba en Capilla de Farruco, en Durazno, unos libros que habían sido de Benito Nardone. Esos libros eran la contribución de la Radio. Se me erizó el pelo cuando vi el mar de caballos y banderas que me esperaba. Que aguardaba a los libros en realidad. Ahí sentí por primera vez una clase de sentimiento casi religioso. Fue un hecho que me marcó mucho".

--El primero de una serie.

--"A través de la Radio empecé a recorrer el país. Me tocaba buscar la información de las ferias agropecuarias y eso me enseñó a descubrir diferentes realidades".

--A los que "Americando" después les puso cara y nombre propios. Es un hecho objetivo que su programa, además de los festivales y otras muchas cosas que ha sabido nuclear, introduce como una cuña al criollismo en lo urbano. Existían y existen las asociaciones como la Elías Regules pero desde una óptica muy ciudadana se las sentía como algo marginal. No es lo mismo vestir atuendo campero que envolverse en una bandera de fútbol.

--Yo creo que se las ve como marginales porque ellas mismas se marginan, porque no han encontrado la forma de integrarse sin perder singularidad. Yo se los he dicho muchas veces con todo el respeto que me merecen".

--¿Por dónde pasa la singularidad ahí?

--Cuando Elías Regules llega a Montevideo para estudiar en la Facultad de Derecho y porfiadamente se vista de bombacha y bota, no lo hace porque su vida hasta ese momento había sido de bombacha y bota. Lo que Regules reclamaba era el derecho a la diversidad y sobre todo a una diversidad que pasaba por preservar valores fundamentales de la orientalidad. Pero Regules lo sabía y el culto a la tradición también que la cosa no pasa porque lo nuestro es lo mejor. Eso es un error. E incluso en cosas tan nuestras como la bombacha el origen es otomano, no criollo. Como sucede en esos programas de televisión en que se juntan familiares que hace una vida no se ven y todo el mundo llora, lo que se celebra es el reencuentro. En la medida que crecemos como nación, como comunidad, como grupo necesitamos se celebran los lazos que nos vinculan. En el Uruguay de hace poco se decía que no quedaban indios. Ahora prácticamente todos tienen un antepasado indígena. Como siempre nos pasamos de rosca y luego vendrá el cernidor. Por ahora el embate de la globalidad nos acerca más unos a otros. Hablo de los orientales".

DOMA BRAVA

--La globalidad es un potro difícil de montar si no es el dueño del potro. Y por ese lado el Uruguay tiene el corral vacío. pero la reactivación de la tradición empezó antes de la irrupción de la globalización, creo. Americando y los Festivales del interior así lo señalan. ¿Cuál es el Festival más antiguo?

--"Piedras Coloradas, en Paysandú, y Durazno, se pelean la veteranía en el rubro. Piedras Coloradas nació un año antes, aunque hay que reconocer que lo de Durazno tuvo más trascendencia desde el propio origen. Y que la propuesta del entonces Intendente Iturria debe ser mirado como una bisagra. Pero ahora hay Festivales por todos lados: en Costa Azul, el del Mar, el de Minas, el de Lascano, el de Treinta y Tres, los de la mitad sur del país y los de la mitad norte. Es un calendario que dura todo el año. Y eso tiene que ver también con la fuerza de lo cultural en el país. En paso de los Toros hay dos grupos de teatro, para no hablar de las 27 salas de teatro independiente que tiene Montevideo. La pintura es el buque insignia de la cultura nacional, pero uno recorre el interior y en todos lados hay talleres de cerámica, clubes de grabado y un gusto por el cine que nos destaca sobre todos los países del continente".

--La tradición es un eslabón de la cadena cultural.

--"Y de la cadena histórica. Cuando se le realiza un homenaje a Ruben Lena en Montevideo y durante su desarrollo habla el actual Ministro de Cultura se reconoce desde Montevideo un espacio que antes se miraba de lado. Esta zona de la cultura no es mejor que ninguna otra, pero es de cajón que tiene que estar sobre la mesa.

--Pero también en el interior lo rural ha sido puesto sobre la mesa.

--"Es la fuerza del fenómeno. En Andresito, que es un pueblo de 120 personas que está 50 kilómetros de Trinidad se realiza un Festival que reúne a 30.000 personas. El paisano llega a orillas del Arroyo Grande en tractor, en bicicleta, en coches viejos, en autos modernos. Se junta una nube de gente. Y lo mismo sucede en el resto del país".

--Ud. conduce el Festival y luego lo maneja como material radial y televisivo. Es un soporte por lo menos interesante.

--"Yo recorro el espinel de festivales y eventos y trabajo sobre ellos mucho antes que se produzcan. En diciembre empecé a informarme sobre Andresito. Y viajé varias semanas antes al lugar. Como el dato salía por la radio la gente me llamaba para decirme que había un anciano de 104 años y que debía hablar con él, o que en el lugar vivía desde hace cuatro generaciones un familiar o que tenía que visitar tal o cual lugar y no hablo sólo de la Colonia Alemana o la Gruta del Palacio".

--Durazno y Paysandú como mojones, ¿pero también cuáles otros?

--"Cuando Wilson Elso Goñi celebró con un Festival en Treinta y Tres el regreso a la democracia ahí se produjo otro evento bisagra. Se había salido de la dictadura y todavía se vivía un clima caliente. Cuando Gabino Sosa y Juan Carlos López, ambos, blancos, iniciaron una payada en torno al Pacto Naval, el aire se volvió yesca y se llenó de chispas.

--Lo de Tacuarembó también es otra instancia clave, supongo.

--"La Patria Grande" es un museo en vivo y la autoría de la frase no me pertenece Lo dijo el Dr. Sanguinetti. Es una bisagra porque se pasa del festival frontal, como eran en Durazno hasta el año pasado, a una quincena de aparecerías que viven durante una semana como se vivía hace 150 anos, en un esfuerzo hecho por los propios paisanos. Y ahí nace otro ejemplo. Por eso es que este año Durazno lo saca del Estadio y de su contexto básicamente musical".

--El ejemplo que cunde. Y la fuerza del factor imitativo.

--"Y del afán de ir más lejos y hacerlo mejor. Un día aparece el Festival de Durazno, otro los Fogones de Minas, otro el tacuaremboense de "La Patria Grande" y un Festival muy contestatario en la Ciudad de La Paz o en plena dictadura en el Palacio Peñarol o en la cancha de Defensor".

--Lo curioso es que también se produce un rejuvenecimiento del público. Y parece una simpleza atribuírselo sólo al fenómeno argentino de Soledad.

--"A los festivales lo han copado los gurises. La gente de edad anda en la vuelta, pero las primeras filas están cubiertas por adolescentes. Pepe Guerra, que es un tipo muy perspicaz y muy sensible a lo que pasa en su entorno supo darse cuenta rápidamente de lo que estaba pasando. Por eso fue que sincopó "La Galponera" de Osiris Rodríguez Castillo. Y la muchachada se engancha con eso aunque después vaya a bailar cosas muy modernas a las discotecas".

--Pero la tradición, y Ud. lo muestra por televisión y lo dice por radio, es bastante más que música.

--Está por ejemplo el enclave de los caballos, donde hay un potencial enorme y mucho por hacer. A partir de los bañados de Carrasco todo el departamento de Montevideo tendría que tener senderos para las cabalgatas. Y el Uruguay es el país ideal para cubrirlo todo al trote, con paradas en posadas cada 25 kilómetros".

--Falta la estructura.

--Ya hay varias. Pero además existe un mundo de Almacenes de Ramos Generales y todavía quedan muchas pulperías. Tomemos lo que pasa con el enduro (de endurance) que es una prueba que puede llegar a los 120 kilómetros donde sólo se detiene para la revisación veterinaria del animal. Se hizo una hace poco en San Pedro del Timote con una jueza holandesa y la visita de un representante de un jeque de los Emiratos Arabes. Esa persona compró los dos caballos ganadores, el de 120 y el de 80 kilómetros y pagó por ambos 32.500 dólares para una operación que en el país no hubiera dado más de 4000. Y el hombre contrató además al hijo del vasco Olascoaga, el dueño de los caballos, para que fuera de jinete a un enduro que se realizará próximamente en los Emiratos. Yo le diría que no hay nadie mejor para el enduro que el uruguayo de a caballo, naturalmente de a caballo.

DICIEMBRE CALIENTE. A escasas jornadas de las fiestas navideñas "Americando" y Juan Carlos López organizaron el "Mundo Gaucho", en el Prado, un lugar que sólo parecía soportar el peso de la clásica Semana Criolla. Entre el 11 y el 17 de diciembre, en sociedad con la Familia Rural Del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesa se llevó a cabo una fiesta nativista que excepto jineteada tuvo de todo. En el centro funcionó una muestra artesanal proveniente de todo el país, entre ellos los miembros de la Colonia Rubio con unos originales discos de arado pintados. Los artesanos pasaron calor, en diciembre y en el Prado, pero vendieron todo. Se hicieron además desde partidos de polo a las pruebas de apartar potros marcados con diferentes colores sin que se desarme el rodeo, una prueba muy común en USA y que, como la carrera de barrillas lleva más gente que el béisbol. Se armó también un ruedo nocturno y el ambiente se llenó de música. Fue un éxito total.

Otro testimonio del renacer de la tradición, una inquietud que según López comparte el presidente Batlle --con su gestión del pasado 23 de setiembre y lo del Latu-- fue la presencia de Americando en la Fiesta Final. Un acontecimiento en la punta del Faro de Punta Carretas donde acudieron todos los boliches en onda de la capital y asistieron 25.000 jóvenes que pagaron 120 pesos por entrada.








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