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Pastimes : URUGUAY, en Español. Pais Peligroso.

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To: Elio Madama who wrote (347)2/12/2001 3:58:51 AM
From: Elio Madama  Read Replies (1) of 505
 
AUTOSTOP.

Autostop. Hay 19.800 sitios en un buscador de internet sobre el fenómeno en Europa. En Uruguay se practica por diversión, para conocer historias de vida, y ahorrar dinero.
Los pulgares que piden viaje
La apariencia física es juzgada por los conductores, y las mujeres tienen más chances de ser tenidas en cuenta.


PARA BRASIL. Un uruguayo y tres argentinos harán dedo hasta Cabo Frío. Les gusta la aventura



CESAR BIANCHI

Teresa (29) estaba parada como siempre en la misma parada de Atlántida, bajo el puente, esperando el ómnibus a las 6 de la mañana para asistir a sus clases de Magisterio en Pando. Solía "hacer dedo" porque el colectivo demoraba todos los días más de lo que ella podía tolerar. Un día procuraba que algún coche la llevara hasta sus estudios, y no pudo impedir el llanto producto de una reciente separación que aún la turbaba. Consiguió quien detuviera su coche para llevarla a Pando.

Charlaron, ella le contó sus males, y nada más. El volvió a pasar a la misma temprana hora de la mañana siguiente, y así sucesivamente. Ella se ahorró el boleto por dos semanas o tal vez un poco más. Se fueron conociendo, pactaron encuentros para desarrollar la relación, y hoy son matrimonio, y esperan un hijo.

Este tipo de historias y muchas de otros tipos suelen darse en contactos entre quienes hacen dedo (autostop) y aquellos que levantan personas que practican autostop, lo que en Europa es todo un fenómeno según lo confirman los 19.800 sitios sobre el tópico encontrados en el buscador Google en Internet.

Inés Díaz (34), Analía Díaz Díaz (17) y Mónica Vicente (18) salieron del barrio Colón a eso de las 14.30 y un par de horas después ya estaban en los accesos a Atlántida. Eran las adolescentes las que "hacían dedo", y estaban ataviadas con prendas cómodas, tales como pollera, remera y lentes de sol. Al detener el coche, junto a ellas también estaba Inés, muy bien maquillada y luciendo su cabello platinado. Iban las tres a Punta del Este, a aprovechar las pocas horas de luz solar y quedarse para ir a bailar a Punta News.

Inés confesó a El País que era la madre de Analía, algo que suele no informar a un chófer ocasional que la levante en la ruta: "me ven como un cuco", dijo. A las tres les encanta "hacer dedo" porque "es divertido" y conocen muchas historias personales. "Nos cuentan su vida. Que se separaron, que se quieren divorciar, que no pueden tener hijos", ejemplificó Mónica. Analía narró que en una oportunidad que hacía autostop, a la altura de Laguna del Sauce la levantó un chico brasileño que estaba parando en lo de un amigo uruguayo. Quedaron en salir esa noche, y luego otra noche. "Estuvimos saliendo por un tiempito", cuenta ella.

A la madre no le molesta que su hija ceda su número de teléfono para que la llamen, fije una cita con el conductor del auto si la simpatía los unió, o esté con alguien en el baile al que van juntas. "Que haga lo que quiera, pero yo no soy así. No le doy mi teléfono a nadie y no permito que suceda nada. Le digo mi nombre, que vamos a bailar a Punta, y cuando me bajo le agradezco", ilustra la mamá.

Tanto las Díaz como Mónica tienen locomoción propia, una camioneta en la puerta de cada casa, sin embargo "hacen dedo" por diversión. Analía comentó que siempre las recogen hombres, al momento que la madre la corrige: "una vez nos levantó una familia". Aclaran que nunca se propasaron con ellas, aunque sí le piden con frecuencia los números de teléfono o las invitan a salir. Las jóvenes aclaran que no tienen pruritos en aceptar invitaciones o dar su número telefónico sin compromiso, eso sí: ellas no retienen los teléfonos de ellos.

DE TELETUBBIE. Sebastián Fernández (21) no quería que le tomen fotografías, pero finalmente accedió si lo "arrimábamos unos kilómetros". Se camufló con su gorra rasta y los lentes oscuros. Contó a la altura de Shangrilá que su destino era La Pedrera, donde se encontraría con Lala. Es que los fines de semana se traslada a La Paloma donde trabaja vestido como Teletubbie (Tinky-Winky, en su caso) para cobrar 50 pesos por la fotografía con los niños. Un joven de su edad es quien le proporciona los trajes y toma las fotos.

Está parando en el terreno de un amigo, ya que lo indujeron a que abandone su hogar ilegal. Desde 1996 "hace dedo" con frecuencia, desde un campamento realizado en Colonia donde asistieron 4.500 personas para manifestarse "contra la represión policial y a favor de los derechos humanos". Admite que fue como un "Woodstock uruguayo" donde participaron 15 bandas musicales. Confiesa que muchos "rastas" suelen practicar el autostop, pero alega que el motivo es para ahorrar dinero.

Si logra ir de Montevideo a La Pedrera vía dedo (lo hace en aproximadamente nueve horas), no gasta los 223 pesos que cuesta el boleto y "redunda en más días de placer allá". El entiende que hay muchos prejuicios para levantar varones, por la apariencia. El ha llegado a afeitarse la barba para que lo levanten, pero no se sacaría el arito que tiene en su lóbulo izquierdo. "Yo soy como soy. Sólo me lo sacaría para trabajar", recapacita.

Dice que le ha dado "achique" a jóvenes que son sorprendidos por el anochecer mientras "hacían dedo" en la ruta. Está dispuesto a alojarlos en el terreno que tiene (sin vivienda culminada) en La Pedrera: "tiramos unos palitos, hacemos un asado y tomamos algo".

PRIMERA VEZ. Estaba sobre la ruta Interbalnearia a la altura de Guazuvirá, y "hacía dedo" con cierto arrepentimiento. De hecho, parecía estudiar muy bien a quienes podrían levantarlo. Matías Portal (14) es de Parque del Plata y esperaba el ómnibus para ir a lo de su abuela en Cuchilla Alta. Era la primera vez que practicaba autostop, y lo hacía porque estaba aburrido, el bus no venía.

A los padres --dijo-- no les molesta que él "haga dedo", porque ellos también lo hacen, dado que carecen de locomoción. De todas formas, lo aconsejan: "me dicen que busque autos donde vengan mujeres y niños", precisa. Aclara que si bien su primera vez fue exitosa --lo recogió El País--no lo hará muy a menudo dado que le da vergüenza.

Casi al llegar a Cuchilla Alta, un grupo de cuatro varones "hacían dedo" mientras cargaban pesadas mochilas con carpas, sobres de dormir, máquinas para hacer tatuajes, y la bota de recuerdo de Santiago de Chile con el vino dentro. Gustavo (29), Javier (25), "el Chino" (23), y Daniel (22) venían de Buenos Aires y pretendían llegar primero al Cabo Polonio, y en segunda instancia a Brasil.

"El Chino" es uruguayo pero está radicado en Palermo, provincia de Buenos Aires, de donde conoce a los demás. Tiene puesta una remera del malogrado cantante de Nirvana, Kurt Cobain, y luce el pelo cortado a lo "punk". Daniel tiene el pelo morocho largo, y Gustavo tiene la piel repleta de tatuajes. Precisamente, éste último pretende llegar a Cabo Frío ("pasando Río") y probar suerte haciendo tatuajes, de lo que vive. Los demás, tal vez no lo acompañen porque tienen que volver a sus trabajos: "El Chino" a la mensajería, Javier a la gomería, y Daniel al kiosco.

Es la primera vez que salen de Argentina para "hacer dedo", aunque "el Chino" ha ido de Buenos Aires a Gessel (casi 400 kilómetros), trayecto que le llevó tres días recorrer haciendo autostop, y también ha visitado así Misiones y Mar del Plata. Aclaran que nunca los han llevado familias en coche, sino camionetas con caja, y generalmente los que conducen son jóvenes que acceden a colaborar con el flete.

"El Chino" dice que los prejuicios por la apariencia física van más allá de levantar gente en la ruta, sino que están en la calle, en el trabajo, y en la sociedad.

Gustavo cree que el fenómeno de la gente que "hace dedo" pidiendo que los trasladen sí está vinculado con alguna ideología. "Se acerca a la autogestión, al anarquismo. Si fuera por mí, sería nómade", confiesa. Y es muy convincente










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