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Politics : About that Cuban boy, Elian

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To: average joe who wrote (9070)8/26/2002 12:00:53 PM
From: marcos   of 9127
 
' 1959

1) Como a la siete de la mañana del pri- mer día del año, Fidel
estaba despotricando contra los que habían tirado al aire para
celebrar el fin del 58. «Les voy a cortar el suministro a los del
pelotón de contramaestre, los voy a poner a 50 balas; les voy a
meter un consejo de guerra, con lo que cuesta que cada bala
llegue hasta acá».

La manera como llegó la noticia difiere. O bien la oyó un
periodista sumado a la columna, o bien la escucharon en Radio
Rebelde y mandaron un jeep al central América donde Fidel tenía
la comandancia después de la batalla de Mafo, o bien la escuchó
un campesino en una estación gringa. El caso es que el jefe del
Ejército rebelde se enteró de que el dictador había huido mientras
desayunaba arroz con pollo y un café con leche.

Batista había despedido el año a las 2.10 de la madrugada
tomando un avión en La Habana y desapareciendo de la Historia
con un país perdido y 300 millones de dólares en sus cuentas
bancarias.

Versiones de los que estaban cerca del comandante aseguran
que lo primero que dijo fue: «¡Coño!».

Luego se encerró en el bohío y escribió a toda velocidad una
proclama para impedir que el general Cantillo inaugurara un
batistiato sin Batista. Revolución sí, golpe militar, no.

En Radio Rebelde se le habían anticipado y estaban ya
anunciando una intervención suya.

Horas más tarde leía ante los micrófonos una serie de
instrucciones para el país, los ciudadanos, y los comandantes del
Ejército rebelde, y comenzaba a organizar la marcha sobre
Santiago, donde los mecanismos de un posible pacto con los
militares locales se habían armado en los últimos días.

Fidel se preparaba para su última batalla.

2) El personaje se queja sistemáticamente de la falta de lápices,
usa dos relojes en la muñeca izquierda, fuma, si puede, puros
liados a mano en la sierra. Cuando no encuentra una respuesta
rápida y es rara la vez, se mesa la barba de chivo. Ultimamente
ha estado leyendo La piel de Curzio Malaparte, un manual de
ganadería, las memorias de un mariscal finés, las obras de Martí.
Pesa casi 100 kilos, es miope. Si pudiera escoger, comería
pescado y helados, que no los ha visto en estos años en la sierra.
Su segundo nombre, que a veces usa como seudónimo, es
Alejandro; es el quinto de nueve hermanos, hijo de un emigrante
gallego propietario de un latifundio cañero. Tiene 34 años.

3) Mientras tanto, en La Habana, con los restos de la dictadura
batistiana en fuga o descomposición, se producen tiroteos
esporádicos entre las milicias urbanas y policías o formaciones
parapoliciales como los Tigres del senador Masferrer. Automóviles
desbocados recorren las calles. La sabiduría popular, convertida
en venganza, la emprende contra los símbolos del desaparecido
poder lanzando a la calle las ruletas y las mesas de juego de los
casinos.

4) Fidel entra el 2 de enero en Santiago, la capital de la
revolución, en medio de un júbilo popular que pocas veces ha
vivido Cuba. Ha negociado la sui generis rendición de la
guarnición, que se ha pasado a su bando. Las mujeres lo besan,
los niños lo tocan; el arzobispo abraza a los capitanes rebeldes.

Fidel camina por la calle con el rifle al hombro. Una maravillosa
foto publicada por Bohemia le muestra rodeado de un mar de
gentes, la cabeza y el rifle sobresalen de la multitud.

Desconoce a los militares sucesores de Batista y destruye las
manipulaciones de la embajada norteamericana. Forma Gobierno:
Urrutia, presidente; primer ministro, Miró Cardona, y un Gabinete
en el que domina la oposición burguesa moderada con
incrustaciones del 26 de Julio y del que están ausentes las otras
dos fuerzas insurreccionales aliadas al 26, el PSP (los
comunistas) y el Directorio. Conserva el control casi absoluto del
Ejército rebelde, aunque cede por unos días al batistiano Rego
Rubido, que capituló en Santiago, el Ministerio de la Guerra.
Mantiene hombres del 26 de Julio en el recién creado Ministerio
de Malversación de Bienes (Faustino Pérez), que perseguirá la
corrupción batistiana, Educación con Armando Hart, Sanidad con
un médico de la sierra, Julio Martínez Pérez; Interior con Luis
Orlando Rodríguez, Trabajo (Marcelo Fernández) y
Comunicaciones (Oltuski). Es un Gobierno del 26 de Julio urbano
y la oposición democrática más blanda. Un extraño Gobierno.

Y a las 5.15 de la tarde entran las avanzadas de la columna de
Camilo en el campamento de Columbia en La Habana sin
encontrar oposición. Avanzada la noche, el Che contempla por
primera vez La Habana, una ciudad que le han contado
centenares de veces pero que nunca ha visto, una ciudad que
debe parecerle irreal. En minutos controla el campamento de La
Cabaña.

5) Retrato político: no es marxista, ni siquiera socialista. La sierra
lo ha hecho agrarista convencido. Ha leído a Martí hasta la
saciedad. Es un hombre de gestos y de símbolos. Su lectura de
la Historia de Cuba lo hace violentamente antimperialista. Es un
artífice de los frentes, de las alianzas. Los equilibrios fuera, los
centros de decisión, propios.

6) Fidel lentamente, muy lentamente, consolidando la victoria
política más que asegurando la victoria militar, avanza hacia La
Habana. Dirá más tarde: «Y además, cuesta un trabajo tremendo
meter la marcha , el orden de la columna, porque se meten
máquinas por donde quiera y yo digo que menos mal que no
tenemos que combatir, porque el caso iba a ser que había que
pedir que dispararan con mortero e iba a disparar el flash un
periodista».

Se celebra en las calles, prosigue la huelga general. En estos
primeros tres días de revolución 800 exiliados retornan en avión
desde todos los puntos de América.

7) Revolución, el periódico del 26 de Julio, se convierte en un
diario de gran tirada, ocupando las instalaciones de un periódico
batistiano. Un anuncio en las páginas interiores muestra a un
barbudo con una granada al cinto y un pintor de brocha gorda
frente a frente con el letrero de Toda muestra confianza entre ellos.
El anuncio registra el emocionado aplauso de la Dupont
Interamerican Chemical Co. a la revolución. Un amor bastante
efímero.

8) El 8 de enero, desde la fortaleza de La Cabaña, el Che escucha
el clamor popular que está produciendo la entrada de la columna
de Fidel. Con unos prismáticos observa el primer jeep donde
Fidel, acompañado de Camilo, encabeza la columna en medio de
la multitud que impide materialmente el paso de los vehículos.

En tan sólo un día, Fidel consolida su liderazgo popular
indiscutible. Parece estar en todos lados. En el campamento de
Columbia pronuncia un discurso en el que hace llamadas a un
orden que promete cambios; establece la clara voluntad,
compartida con el pueblo, de desmontar la dictadura de Batista.
Camilo, el cristo rumbero, está a su lado; Fidel le pregunta:
«¿Voy bien, Camilo?» y éste confirma: «Vas bien, Fidel».

Mientras habla, dos palomas vuelan alrededor del podio. Una
tercera se posa en su hombro. Consciente o no de su presencia,
Fidel sigue hablando, mientras, en un país donde la santería es
tan religión oficial como el catolicismo, una revelación simbólica
estremece a la gente. El uno, el símbolo de la lotería popular, el
Caballo, Fidel, al que hasta las palomas bendicen.

9) En los próximos días Fidel se librará de los puros y de los
batistianos suaves, controlará al Directorio poniéndole a la
defensiva, hará depender la policía del Ejército rebelde, la única
fuerza en la que confía y que siente propia porque ni siquiera su
movimiento, el 26 de Julio lo es, y ordenará el desarme de las
milicias.

10) Mientras tanto, los juicios sumarios y las posteriores
ejecuciones de los torturadores batistianos comienzan a crear las
primeras tensiones entre la revolución y el Gobierno
norteamericano. Por un lado no se contestan los pedidos de
extradición del senador Masferrer, quien llegó en su yate a Miami
con 17 millones de dólares mal habidos, o de Ventura, uno de los
más terribles asesinos uniformados de la policía de Batista. Por
otro lado, el senador Wayne Morse y la revista Newsweek acusan
a la revolución de estar fusilando indiscriminadamente a sus
opositores.

Según el historiador Hugh Thomas, hacia el 20 de enero se habían
fusilado unos 200 militares y policías batistianos, en un ambiente
recalentado por los medios de comunicación, que todos los días
narraban historias terribles sobre cementerios clandestinos,
asesinatos de jóvenes desarmados, violaciones; mostrando
cementerios clandestinos recién descubiertos y reabriendo el
expediente de matanzas de campesinos inermes durante las
ofensivas contra la Sierra Maestra. Jules Dubois reseñaba en la
prensa norteamericana el caso de uno de los condenados, un
policía que había confesado al menos el asesinato y tortura de 17
jóvenes durante la etapa de la lucha urbana.

Ante la campaña norteamericana, Fidel contraataca en un
discurso celebrado el 21 de enero ante Palacio comparando los
crímenes de la dictadura con los de Nüremberg y ratificando el
derecho a la Justicia popular y a los fusilamientos. Somete a
referéndum de mano alzada si la Justicia que se está haciendo
con los torturadores es correcta. Según Carlos Franqui, en
aquellos momentos director del periódico Revolución: «Un
descomunal sí unánime contestó a la pregunta de Fidel».

El tema está candente. La presión popular entre los sectores
sociales afines a la revolución es enorme, y Fidel siente que ceder
en una primera fase a las presiones norteamericanas es renunciar
a la soberanía.

11) Fidel escucha a todos, oye a todos y decide en soledad. O
más bien, habla a todos, les dice a todos parte de lo que quieren
oír y luego decide.

Nadie sabe de qué tratan las conversaciones con el Che en La
Cabaña. Un par de fotos registran el rostro de concentración del
Che, sentados ambos en un catre. Lo que sí queda claro es que
Fidel habla y el Che escucha.

PACO IGNACIO TAIBO II, escritor mexicano, es autor del libro
«Ernesto Guevara, también conocido como Che» '

el-mundo.es
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